Hace poco más de cinco años, Atlético ascendía otra vez a Primera división. Y en 2017 hacía su debut internacional contra El Nacional de Ecuador. Comenzaba lo que hasta hace unos años parecía algo inalcanzable: tener continuidad en los certámenes más importantes de nuestro fútbol. Con tres participaciones en la Copa Libertadores y dos en la Sudamericana, el “Decano” fue ubicado en el puesto 54 del Ranking Conmebol de la década. Siendo, luego de Rosario Central, el mejor club del interior profundo en esta tabla. Sin contar que es el undécimo si sólo se cuentan equipos argentinos. Por encima de Newell’s, semifinalista de la Libertadores de 2013, y de Colón, finalista de la Copa Sudamericana 2019. Lidera la tabla River, con Boca segundo.
Con noches que serán contadas por futuras generaciones de hinchas, salidas del sueño de gloria más profundo de un fanático. Como la de Quito, vistiendo la camiseta de la Selección argentina sub 20, logrando que todo el país aliente a un mismo equipo y festeje la clasificación con el gol de Fernando Zampedri. Ganándole a grandes como Peñarol y Atlético Nacional de Medellín, eliminándoles cuando el favoritismo nunca estaba puesto del lado tucumano. No se amedrentó frente a gigantes, como lo son Palmeiras y Gremio, campeones a lo largo del tiempo en el continente. Estableciendo y sacando el potencial de jóvenes como Gabriel Risso Patrón y Mauro Osores. Ambos debutando ante Oriente Petrolero, cuando no había más opciones de jugadores; hoy, ambos pisan el verde césped casi todos los partidos, mostrando en el último campeonato que son jugadores de Primera.
Esos son algunos de los méritos, valores y razones por las que Atlético está en la posición en la que se encuentra en la tabla de Conmebol. A eso hay que agregarle una de las virtudes a destacar por sobre otras: el trabajo prolongado del cuerpo técnico y de algunos jugadores dentro del club. Algo que es digno de admiración por parte de la dirigencia, porque mantener un proyecto a lo largo del tiempo es poco común de ver en el fútbol de nuestro país.
Un largo trabajo
Desde 2014 que Atlético contó tan sólo con tres directores técnicos. Con Juan Manuel Azconzábal logró el ascenso 2015 y un gran primer campeonato en Primera. Con Pablo Lavallén alcanzó relieve en sus incursiones coperas. Y con Ricardo Zielinski alcanzó otra dimensión. Ellos fueron los dueños del banco suplentes durante este largo proceso. Tarea que no es nada fácil en un club del interior, porque los planteles son totalmente inestables: con tan sólo una buena temporada, los equipos se desmantelan porque un grande con mayor poder económico se lleva las figuras del equipo. Pero el “Decano” acumula unos cuantos ciclos seguidos haciéndolo de gran forma, ensanchando la figura del que tiene que armar la plantilla año a año. Así, incorporó a jóvenes de inferiores como Tomás Cuello, Ramiro Ruiz Rodríguez y Kevin Isa Luna, por nombrar algunos. Además, puso el ojo en jugadores que se adapten a los planteos y a las ideas de cada entrenador.
Sin embargo, nada sería posible sin estandartes dentro del rectángulo donde la pelota rueda. Cristian Lucchetti, Guillermo Acosta, Luis Rodríguez, Yonathan Cabral, Javier Toledo y Leandro Díaz, pese a que varios ya estén en otras instituciones, supieron formar parte de una columna vertebral que sostuvo al equipo en los momentos más críticos. Manteniendo una ideología necesaria para que los futbolistas que se integran a principio de temporada sepan a qué vienen. De esta manera los éxitos no se estancan en un simple año de gloria en el que se formó un buen grupo, sino todo lo contrario. Los triunfos se renuevan en cada semestre en el conjunto de 25 de Mayo y Chile.
Ahora, Omar De Felippe tiene la dura tarea de llenar el hueco que dejó el “Ruso”, que colocó a Atlético en lo más alto de su historia. A pesar de que un contexto poco favorable para lograrlo lo recibe. La marcha de Cabral y el trueque de Lucas Melano por Santiago Vergini, son dos bajas que significan la salida de dos banderas importantes en el proyecto. Pero al nuevo DT hará que darle tiempo de trabajo. Los resultados son una consecuencia de ello. (Producción periodística de Joaquín Mariné).